Impresiones de Manuel Gualda Caballero
Todo empezó una noche de juerga durante las vacaciones de verano de Felipe Nevado. Mi
amigo llevaba varias semanas de su mes de vacaciones gastadas en juergas y poco más, sin
hacer nada especial que le recargara las baterías, hasta que la noche del Jueves 20 de
julio (estando de juerga ;-) le sugerí a modo de broma que podíamos aprovechar sus
últimos días de vacaciones para irnos a Caños de Meca (playa de moda entre la gente
"alternativa") PERO EN BICICLETA: así tendría algo especial que recordar
durante una buena temporada.
Y va el nota y me dice que "¡¡ESTUPENDO!!, ¡¡GUAY, TÍO!!".
¿Pero cómo podía decirme un enquilosado automovilista que le molaba hacer un viaje de
más de 300 km en bicicleta si hacía unos cuantos años que no se montaba en una?
El ser humano nunca dejará de sorprenderme...
\ ;-)
¡ DICHO Y HECHO !
Al día siguiente, Viernes 21 de julio, Felipe se compró una bicicleta y los accesorios
imprescindibles para el viaje (portaequipajes -transportín lo llama él- ;-), mochila,
cantimplora, linterna, comida,...). Recuerdo estupendamente su cara de satisfacción y el
aura de ilusión que le rodeaba: estaba feliz, como un niño con zapatos nuevos. Y no era
para menos, pues se disponía a terminar sus rutinarias vacaciones con un viaje
absolutamente extraordinario, fuera de lo normal, que recordaría toda su vida.
El Sábado por la tarde, aprovechamos para hacer un pequeño rodaje, con la intención de
que Felipe se hiciera una idea de lo que le esperaba durante unos cuantos días seguidos.
Esa noche empezó a saber lo que le iba a caer encima...
\ ;-)
El Domingo, mucho descanso.
Y el Lunes 24 de julio, después de comer, a eso de las 5 de la tarde, con toda la calor
del mundo (el sol pegaba fuerte, como siempre en los Veranos de Huelva), iniciamos un
viaje que quedará grabado en nuestras mentes para toda la vida:
DE HUELVA (ciudad contaminada por antonomasia)
A CAÑOS DE MECA (playa de la libertad y la juerga)
PASANDO POR DOÑANA (el mayor tesoro natural de Europa)
Un viaje extraordinario del que, entre otras muchas cosas, he extraído las siguientes
conclusiones:
HUELVA NO SE MERECE EL TRATO RECIBIDO DESDE LOS AÑOS SESENTA. Me explico: yendo en
bicicleta se puede apreciar estupendamente el daño ambiental causado por el Polo Químico
de Huelva a uno de los entornos más ricos y mejor conservados de toda Europa. Antes de la
instalación del Polo Químico, Huelva era un vergel, rodeada de marismas de un valor
ecológico enorme, una ría limpia y repleta de vida, un aire puro que daba gusto
respirar, etc. Hoy, treintaytantos años después, todo eso ha desaparecido. Cuando uno va
en coche (a gran velocidad, con las ventanillas subidas,...), puede apreciar claramente el
enorme impacto ambiental causado, pero sólo si vas andando o en bicicleta, puedes llegar
a apreciarlo en toda su magnitud: aire asquerosamente irrespirable (máxime si estás
pedaleando cargado de kilos y kilos), aguas sucias (destacando, entre otras cosas, los
varios millones de toneladas de lodos contaminados por metales pesados que hay en el fondo
de nuestra ría), caños malolientes (como los que nos encontramos si salimos por el
puente Sur de Tráfico Pesado), marismas aniquiladas (por ejemplo, las 1.200 Has
sepultadas bajo más de 100 millones de toneladas de fosfoyesos radiactivos y con metales
pesados), marismas contaminadas hasta límites que superan la ficción (lo que queda en la
zona Este de Huelva capital), etc.
TENEMOS QUE EVITAR QUE ESTE CÁNCER SIGA EXTENDIÉNDOSE POR NUESTRA COSTA. Por un lado, la
contaminación industrial, aunque menos que antaño, sigue produciendo daños de gran
consideración, algunos irreparables y otros de difícil o costosa reparación (¿no
habíamos quedado en que "más vale prevenir que curar"? pues a ver si
aprendemos la lección algún día...) (lo raro es que todavía no hayan
"solucionado" el problema colgando de chimeneas, tuberías y caños unos
carteles que pongan "Las Autoridades Sanitarias advierten que contaminar provoca
cáncer"). Y por otro lado, reaparece con gran fuerza la especulación inmobiliaria:
que sí, que cada vez está más cerca el día en que desaparecerá la peseta y sólo
quedará el euro, y ese día todas las pesetas de ilícita procedencia (dinero negro) que
no se hayan blanqueado, no valdrán nada, no servirán para nada. Ante este panorama, no
es de extrañar que se multipliquen los proyectos para urbanizar a corto plazo distintos
puntos y zonas de nuestra aún riquísima costa. De alguna manera hay que blanquear y la
de construir y construir y construir es una de las mejores... Al menos, nos queda el
"consuelo" de que dentro de un par de años disminuirá la presión urbanística
hasta niveles más "naturales" :-(
¡QUÉ HERMOSA ES LA NATURALEZA! Y en la costa del Sureste de la provincia de Huelva
tenemos un magnífico ejemplo de ello: kilómetros y kilómetros de playas semivírgenes,
farallones y dunas fosilizadas, dunas móviles, lagunas, marismas, esteros, bosques,... y
toda la flora y fauna que en ellos habitan. En particular, me dejó absolutamente marcado
el atardecer y la noche en las dunas y corrales de Doñana: el aire puro, los colores del
cielo, el susurro del viento, los ruidos de los animales, el paisaje y, sobre todo, la
infinita sensación de paz y bienestar, de hermanamiento con la Madre Naturaleza, la
vuelta a nuestros orígenes,... No voy a intentar explicarlo: hay cosas que si no se
sienten en persona, no se pueden conocer. ;-)
¡QUÉ BARATA PUEDE LLEGAR A SER LA FELICIDAD!. Basta con lo necesario para comer y beber
bien, y poco más. Si a esto le añadimos ganas, ilusión, buena compañía y, ¿por qué
no? , un poco de rebeldía, LO TENEMOS TODO PARA SER FELICES. Otras veces me he gastado
mucho más dinero, y no me lo he pasado ni la mitad de bien. Mucho mejor, creo, que
cualquier viaje organizado (aunque, eso sí, comprendo que no todo el mundo es como los
dos bichos que hicimos este viaje...). No sé, estaremos un poco locos... ¿tú
crees?
EN UN VIAJE DE PLACER, TAN IMPORTANTE ES EL DESTINO, COMO EL CAMINO. Esto, que es uno de
los "paradigmas" ecológicos en materia de vacaciones y viajes, ya lo había
leído en revistas verdes hacía varios lustros. También lo había llevado a la práctica
unas cuantas veces en los últimos años. Pero no lo había asumido tan rotundamente hasta
este viaje. El fin de semana en Caños de Meca fue cojonudo. Pero el viaje en bici,
muchísimo más. Cada kilómetro era saboreado con especial deleite. Uno podía sentir las
características propias de cada ecosistema. Identificar completamente cada paisaje.
Escuchar el aleteo y los cantos de las aves, el zumbido de los insectos, los ruidillos de
la fauna al moverse entre los matorrales, el murmullo del mar,... Sentir el calor de cada
rayo de sol y el frescor de cada sombra sobre tu piel. Y, sobre todo, notar tu energía
vital en cada pedalada, darte cuenta de que estás vivo, muy vivo, realmente vivo...
¡¡EL SOL ES VIDA!! ¡¡EL SOL ES ENERGÍA!! Una virguería. Hay que hacerlo para saber
lo que es, al menos una vez en la vida y, si puede ser, unas cuantas más. ;-)
NECESITAMOS CARRILES BICIS COMO EL COMER. Así como todo tipo de infraestructuras y
alternativas ecológicas que nos permitan disfrutar del ocio de una manera más saludable
para nosotros y el medio en que vivimos. Desgraciadamente, en nuestra tierra estas cosas
aún son excepción. Afortunadamente, en nuestro viaje pudimos disfrutar de una de estas
contadas excepciones: a destacar los carriles de tierra que llegan hasta la Casa del
Vigía (unos kilómetros antes de llegar a Mazagón), el carril bici que une Mazagón con
su Parador Nacional y el carril de tierra que une a éste con Matalascañas.
VIVO EN OTRO MUNDO. Y si no os lo creéis, sólo tenéis que echar un vistazo a lo que
pasaba por mi cabeza cuando rodeábamos el perímetro de la base militar yanqui de Rota.
Rodábamos en bicicleta, los gigantescos aviones de transporte militar sobrevolaban
nuestras cabezas, los soldaditos de plomo con sus uniformes y metralletas guardaban el
lugar... y yo no entendía nada: ¿Y eso por qué? ¿Qué hace ahí? ¿Y a la gente no le
parece extraño o anormal? Si fuéramos realmente inteligentes y civilizados ¿no
estarían de más los ejércitos?. Creo que vivo en otro mundo. Pero me gusta. Me gusta
muchísimo. No lo cambiaría por ningún otro.
CAÑOS DE MECA ES EL PARAÍSO DE LA TOLERANCIA. Y no lo digo por el tema de la juerga o el
libre consumo de drogas que recalcan los grandes medios de comunicación capitalistas
(esto se ve todos los fines de semana en cualquier ciudad de España: tabaco, café, té,
litronas, botellones y demás formas de consumir alcohol, porros, coca, bazuco,...) (¡y
no hace falta ser un gran observador!). Lo digo por la absoluta tolerancia de la gente en
la playa. Sabíamos que en Caños de Meca había una playa nudista. Suponíamos que
habría una o varias playas textiles (con la gente en bikini y bañador). Pero lo que
nadie nos había contado, lo que no nos habíamos imaginado en ningún momento, es que
abundaran las playas tolerantes, mixtas, híbridas,... en que textiles y nudistas
convivían con absoluta naturalidad. Niños, jóvenes y mayores. Familias, parejas y
grupos de amigos. Todos mezclados: por aquí una familia en pelotas, al lado unas chavalas
en bikini, detrás una parejita en bañador y más allá una punki en top-less. Había de
todo y para todos los gustos. Y nadie miraba mal a nadie. ¡¡¡ QUÉ GUAY !!! Esto fue,
con diferencia, lo que más me gustó de Caños de Meca (mira que soy rarito, con la
"jartá" de fiestas que había...). ;-)
AL CAMALEÓN HAY QUE IR CON TAPONES REFORZADOS PARA LOS OÍDOS ;-) Y es que
todo lo que nos habían contado, era verdad...
Y para terminar, sólo un par de cosa más:
El Nombre de la Rosa en japonés tiene forma de tatuaje...
¡ Qué rico estaba el vino !
\ ;-)
Y ya puestos: 0'7% Y MÁS
( ¡ Que no se nos olvide nunca ! )