Edad de Bronce
En Europa, este periodo de la Prehistoria comenzó hacia el año 2.500 a.C. y terminó alrededor del año 1.000 a.C.
El
nombre de Edad del Bronce se da a una cultura que se distinguió por el
empleo del bronce para la elaboración de armas, objetos de adorno y
utensilios diversos.
A partir de la Península Ibérica (culturas
almeriense y argárica) se expandió, desde el valle del río Guadalquivir
hacia el Norte, la cultura del vaso campaniforme, señal del comienzo
del Bronce europeo. En Galicia, se encontraban los yacimientos de
estaño más ricos, el cual era necesario para la elaboración del bronce
(que es una aleación de cobre y estaño). Mientras, las minas de cobre
más ricas se localizaban en el Algarve portugués y en la provincia de
Huelva (Andalucía, España), cuya explotación comenzó en tiempos
remotos. Las espadas encontradas en la ría de Huelva (confluencia de
los ríos Tinto y Odiel) son muy características: la hoja y la
empuñadura son de una sola pieza de fundición, y a lo largo de la hoja
corre un nervio central. En los hallazgos de Huelva abundan mucho las
puntas y los regatones de lanza. En todas estas piezas se perciben
analogías con las utilizadas en Europa Occidental.
Un taller de
fundición necesitaba, además de los hornos, crisoles, cucharas,
embudos, matrices, martillos, yunques, limas e instrumentos para grabar
y cincelar.
En Europa se desarrollaron técnicas del bronce
diferenciadas y sus centros de irradiación son las regiones mineras.
Surgieron grandes áreas culturales y una sociedad más compleja: junto a
la agricultura y la ganadería progresaron la industria y la artesanía;
se desarrolló también una actividad de trueque, utilizando como base el
ámbar (descubierto en Jutlandia y Samland). La expansión cultural y
comercial se produjo en un mismo sentido Sur-Norte. Las relaciones
entre los pueblos de la actual España y las tierras del Mediterráneo
fueron particularmente intensas en el período del Bronce, debido
principalmente al comercio del metal, ya que la Península Ibérica era
entonces uno de los centros mineros y metalúrgicos más importantes del
mundo (aunque no el único).
La vida sedentaria, iniciada en el
Neolítico, se consolidó durante la Edad del Bronce y, por tanto, es
natural que en la Península Ibérica abunden, como en otros lugares, los
restos de poblados correspondientes a esta edad.
Se observa,
asímismo, que en los comienzos de esta etapa se enterraba generalmente
a los muertos en postura acuclillada. Posteriormente, se practicó la
incineración previa al enterramiento.
Las manifestaciones
artísticas de la Edad de Bronce han de buscarse en el arte industrial.
El arte rupestre se manifestaba en grabados esquemáticos de hombres y
animales o de símbolos puramente geométricos. A este arte se le
atribuye unánimemente un sentido religioso.