Edad de Hierro
La Edad del Hierro europea comienza hacia el 1.000 a.C. y finaliza en el siglo I a. C.
Los
minerales de hierro son muy diversos y abundantes. Los hay tanto en la
superficie terrestre como en el subsuelo. El trabajo del hierro y,
especialmente, el beneficio de sus minerales, es muy difícil y necesita
elevadas temperaturas. La industria siderúrgica comenzó humildemente,
produciendo primero objetos de adorno y más tarde útiles de labranza e
instrumentos de paz (como ejes de carro, cadenas, etc.). Durante
bastante tiempo se continuó fabricando armas de bronce, pero cuando el
hombre tuvo armas y útiles de trabajo de hierro, siendo verdaderas
herramientas, se abrieron para él tiempos nuevos, modos de vivir
diferentes de los pasados.
Este periodo arranca de la cultura de
los campos de urnas y condición para su surgimiento fue la existencia
de yacimientos de mineral de hierro y de las fundiciones, además de la
existencia de minas de sal explotables. De este modo, minería y
metalurgia pusieron en marcha una estructura social cada vez más
definida: labradores, artesanos, comerciantes, etc.
Una de las
características más importantes de esta etapa son sus espadas, que
primero fueron de bronce y posteriormente de hierro. También
aparecieron las fíbulas (hebillas, imperdibles), que reemplazaron a las
grandes agujas de la cultura de los campos de urnas. Al principio, se
siguieron enterrando los restos mortales incinerados. Más tarde, se
pasó a la inhumación en túmulos colocados sobre carros. Finalmente, en
época tardía, la muerte del señor daba lugar al sacrificio de su mujer
y de sus siervos, que eran enterrados con él.
En estos momentos comenzó a difundirse la civilización urbana por todo el continente europeo.